Los videojuegos no solo entretienen; también son laboratorios virtuales donde se simulan economías complejas. Desde simples sistemas de intercambio hasta mercados dinámicos controlados por los jugadores, la economía en los videojuegos juega un papel clave en la experiencia de juego, la progresión y la estrategia. Los videojuegos que utilizaremos como ejemplo son los siguientes:
El oro es la moneda oficial de Azeroth. Sirve para comprar equipo, pociones, monturas, materiales de profesiones y pagar servicios (como reparaciones o transportes).
El oro es, en muchos sentidos, el equivalente a una divisa nacional: fluye entre jugadores y NPCs, y se ve afectado por la inflación si se genera demasiado sin que haya suficientes mecanismos para retirarlo de circulación.
Uno de los pilares económicos de WoW es la casa de subastas, un mercado abierto donde los jugadores pueden comprar y vender bienes entre sí.
Ejemplo: si en una nueva expansión se necesitan hierbas para crear pociones poderosas, su precio en la subasta se dispara.
Al igual que en una economía real, en WoW también existe inflación.
Un ejemplo fue la ** montura de la Casa de Subastas Mecánica ** en Battle for Azeroth, que costaba 5 millones de oro: un auténtico drenaje de riqueza virtual.
Las profesiones (minería, alquimia, herrería, encantamiento, etc.) son una parte clave de la economía.
Muchos jugadores actúan como empresarios digitales, dedicando tiempo a estudiar el mercado, analizar precios y aprovechar nichos.
La economía de WoW llegó a ser tan influyente que incluso se han publicado estudios académicos sobre ella.
World of Warcraft no es solo un juego: es una simulación económica con aprendizajes claros:
La economía de Stardew Valley gira alrededor del oro, la moneda que se obtiene al vender cosechas, productos de animales, artesanías o recursos recolectados.
El ciclo recuerda a la economía real: invertir para crecer.
El corazón de Stardew Valley está en la agricultura, un sector económico con dinámicas claras:
Este sistema enseña sobre la planificación de recursos escasos, especialmente el tiempo.
A medida que la granja crece, el jugador puede diversificar fuentes de ingreso:
Esto refleja principios de la economía real como la diversificación de ingresos y el valor agregado en productos.
El jugador puede invertir en mejoras: casas más grandes, graneros, sistemas de riego automático, invernaderos.
Aquí se introduce la lógica de la inversión estratégica y el retorno de inversión (ROI)
A diferencia de WoW, en Stardew Valley no hay subastas globales, pero sí existen interacciones económicas comunitarias:
Esto refleja cómo la economía local depende de la interacción social y de la cooperación.
En Stardew Valley todo está limitado: tiempo, energía, estaciones, espacio en la granja.
La economía de The Sims gira alrededor de los simoleones (₴), la moneda oficial.
Este flujo constante de entradas y salidas de dinero refleja el ciclo económico de un hogar real.
El empleo es la principal fuente de ingresos de un Sim.
Aquí se refleja la diversificación de ingresos y cómo la educación/experiencia aumentan el salario, tal como en la vida real.
En The Sims, como en cualquier economía doméstica, los gastos nunca faltan:
Esto enseña a equilibrar necesidades básicas vs. deseos aspiracionales.
Los jugadores pueden acumular simoleones y destinarlos a:
Esto simula conceptos como el ahorro, la inversión y el retorno de la inversión (ROI).
Un jugador desorganizado puede terminar con Sims endeudados, sin poder pagar facturas o con una vida estancada. En cambio, con planificación es posible:
La economía de The Sims muestra la importancia de la gestión financiera personal y de tener objetivos claros.
Uno de los aspectos más curiosos de The Sims es el uso de trucos de dinero como “motherlode” (añade 50.000 simoleones).
Es un buen ejemplo de cómo los recursos ilimitados afectan los incentivos económicos.